lunes, 10 de julio de 2017

Rueda de reconocimiento



RUEDA DE RECONOCIMIENTO

   Entonces reconocí la mirada de la fotografía. Era aquel cerdo del callejón. El policía asintió con la cabeza y le dio el retrato a otro agente. 'Dicta una orden de busca y captura', le dijo. A la semana siguiente, me llamaron para una rueda de reconocimiento. Me pusieron tras un cristal y entraron cinco hombres. '¿Cuál de ellos lo hizo?', me preguntaron. Dudé un instante, pero después de examinar los ojos de todos lo tuve claro: 'El de la camisa azul'. A los otros cuatro los soltaron, pero yo seguí al del jersey rojo hasta su casa. Saqué las tijeras y le dije: '¿Te acuerdas de mí?".
   (Manu S Vicente)
GUÍA DE LECTURA

1.    ¿Qué es una rueda de reconocimiento en la jerga policial?

2.    ¿Quién es el narrador: un hombre o una mujer?

3.    ¿De qué delito piensas que ha sido víctima?

4.    ¿Crees que a la pregunta del policía dice la verdad o miente?

5.    ¿Qué dos delitos se cometerán a causa de su comportamiento?


EL MAYORDOMO IMPASIBLE

   Un hombre negocios, muy acaudalado, se encontraba en el dilema de marchar a París, en donde debía asistir a una importante reunión de negocios, o permanecer en su casa de Madrid a la espera de una urgentísima carta de la que dependía un negocio de miles de euros. Finalmente, decidió marcharse. Desde la capital francesa escribió a su mayordomo una carta en estos términos: “Recordarás, Sebastián, que esperaba una carta muy importante para mí. Seguramente habrá llegado ya. Entra en mi despacho, abre el tercer cajón de la mesa de mi escritorio, verás unas cintas de vídeo, una pistola y una caja de madera lacada. Ábrela: la llave que verás en ella es la del buzón; dentro, encontrarás la carta de que te hablé. Envíamela por correo certificado y urgente a esta dirección”.
   Y añadía la dirección de París. Pero nada sucedió. Harto de esperar y muy malhumorado, regresó a Madrid, dispuesto a pedir explicaciones a su mayordomo. Cuando le preguntó irritado por qué no había seguido sus órdenes, este contestó:
         -No tengo la más mínima idea de lo que me está diciendo, señor. ¿Le sirvo el té en el salón?

   ¿Por qué el mayordomo no siguió sus indicaciones?

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