DOCE FRUTAS
Por el
oeste, el sol desgrana dardos dorados que ahora, en noviembre, van dando a los
alisos, apiñados junto al río, un leve tono metálico. Pasan día tras día por el
camino hombres que esperan un trabajo que por acá quieren todos, como si
caminaran jadeantes tras un futuro dichoso e improbable. Entre las ramas trina
el ruiseñor, por ahí gorjea el gorrión, un poco como si la tarde repudiara el
vasto silencio de los campos. Un último rayo de sol sufre sabiendo que la noche
se aproxima. ¡Es un instante hermoso, no me lo negarás!
QUINCE PARTES DEL CUERPO HUMANO
Desde hace algún tiempo recibo cada mes una misteriosa carta amenazadora que siembra zozobra en mi vida tediosa de detective sin casos. ¿De dónde vendrá? Empiezo a apuntar en mi vieja agenda el comportamiento de todos: del vecino de enfrente que no hace jamás nada, del poeta londinense del tercero, del actor solitario del ático, de la vecina pelirroja de melena rizada, del médico donostiarra de mi planta, del que decora zonas comerciales... Preocupado, bajo a la tasca de Ramón y pido un vino rojo y oloroso que bebo rodeado de tipos malencarados que miran torvamente. Menudo espectáculo, me digo a mí mismo, ¿será alguno de ellos?
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